martes, 10 de mayo de 2011

¿CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS A LEER Y ESCRIBIR?

La lectura y escritura son actividades intelectuales que nos sirven para interpretar el significado de un texto y ser capaces de expresarnos por escrito, comunicarnos con otros, informar o guardar información. Se trata de fomentar desde un principio que los niños y las niñas comprendan lo que dicen los textos que les leemos o que ellos mismos tratan de leer, y que sepan que toda escritura siempre tiene un propósito.
ACERCÁNDOSE A LA LECTURA

Desde que son muy pequeños, los niños y las niñas a quienes se les lee con frecuencia saben que los textos tienen significado. Los niños toman un cuento, y hacen como que leen, usando como base las imágenes. Al principio, los niños creen que lo escrito dice el nombre del objeto o imagen que le acompaña. Ellos piensan, por ejemplo, que en las letras que están en un lápiz (la marca, el registro, etc.) dice lápiz; que las letras impresas en las camisetas dicen camiseta, etc.
Pasa algún tiempo antes de que los niños traten de tomar en cuenta las letras mismas para poder leer. Poco a poco, se dan cuenta de que hay una relación entre la extensión de lo oral y lo escrito. Por ejemplo, si bajo la imagen de un animal aparece una oración larga, los niños piensan que, además del nombre de animal, seguramente dirá algo más sobre él porque son muchas letras.
Conforme avanzan en su aprendizaje, su atención se centra cada vez más en algunas letras o palabras que reconocen para anticipar lo que dice. Luego se van dando cuenta de que algunas palabras empiezan como su nombre u otros nombres conocidos, y es posible oírlos decir “empieza con la de Beatriz”, “dice como el nombre de Carlos”, etc. En ese momento se puede ver que estos niños están muy avanzados en sus conocimientos.
  ACERCÁNDOSE A LA ESCRITURA
El aprendizaje de la escritura es un largo proceso en el cual los niños y niñas van adquiriendo conocimientos sobre cómo escribimos las letras, y cómo se combinan para transmitir un significado. Lo que finalmente tiene que llegar a descubrir el niño es el principio alfabético, es decir la relación que existe entre las letras y los sonidos mínimos del habla. La información que le brinda el adulto contribuye para llegar a este descubrimiento, así como también su interacción permanente con textos escritos, y la comparación de sus propias producciones con las de otros niños que inician su aprendizaje.
Los ejemplos que ponemos a continuación son una muestra de diferentes tipos de escritura de niños. Se puede apreciar que evolucionan de simples trazos ondulados, rectos, palitos y bolitas, hasta signos que llegan a ser letras. Esto es, que el niño trata poco a poco de que su escritura se aparezca más a la convencional en cuanto a sus figuras, pero no quiere decir que comprenda lo que representan las letras ni cómo se ordenan para que otros las puedan leer, el niño irá aprendiendo esto despacio. En las primeras etapas el niño piensa que su intención basta para que signifique lo que él quiere.

 Se puede apreciar que evolucionan de simples trazos ondulados, rectos, palitos y bolitas, hasta signos que llegan a ser letras. Esto es, que el niño trata poco a poco de que su escritura se aparezca más a la convencional en cuanto a sus figuras, pero no quiere decir que comprenda lo que representan las letras ni cómo se ordenan para que otros las puedan leer; el niño irá aprendiendo esto despacio.
Lentamente irá comprendiendo que la escritura está ligada a los sonidos del habla, y más adelante que cada letra corresponde a un sonido; que tiene que producirlas en el mismo orden en que se pronuncien. EN las primeras etapas los niños pueden llenar todo el renglón de signos; creer que si hay tres figuras en la imagen, se tienen que escribir tres letras, que para escribir papá se necesitan más letras que para niño porque el papá es más grande, y así tener variadas ideas sobre la escritura. Sólo hasta que empieza a relacionarla con los sonidos del habla, primero pensará que se escribe una letra o signo por sílaba, después empezará a darse cuenta de que se necesitan más letras y finalmente descubrirá que se requiere una letra por sonido. Todo es normal y forma parte de su aprendizaje; no debemos regañarlos porque les quitamos su seguridad y sus deseos  de aprender. Tampoco es necesario que los pongamos a hacer planas.
Hay que dejar que desde un principio los niños y las niñas escriban como puedan, porque como indica Ana María Kauffman (1996), “son sus propios escritos los que muchas veces les representan problemas que constituyen desafíos que los impulsan a avanzar”.
Ahora bien, promover que el niño produzca o lea textos que sean de interés para él como recados, cartas y cuentos tanto en el hogar como en la escuela, permite que ponga a prueba las diferentes ideas que él va desarrollando sobre la escritura utilizándola también con los mismos fines que el adulto.
Los errores que vemos en las escrituras de las niñas y los niños también forman parte de su proceso de aprendizaje. No importa si lo hacen bien desde el principio, sino que se atrevan a hacerlo y adquieran seguridad para seguir aprendiendo.
¿PORQUÉ SE PROPONE CREAR UN AMBIENTE ALFABETIZADOR?
La idea de crear un ambiente alfabetizador en el hogar y en el preescolar se apoya en tres consideraciones principales: 1)nuestra vida diaria está relacionada con actos de lectura y escritura; 2)las niñas y los niños se inician en este aprendizaje en sus ambientes cotidianos, y 3)el aprendizaje de la lectura es un proceso largo en el cual los adultos podemos participara activamente para ayudar a los niños y las niñas.
Nuestra vida cotidiana está relacionada con actos de lectura y escritura
El valor del aprendizaje de la lectura y escritura en nuestra sociedad, se hace más claro para nosotros si pensamos solo un poco en todas las ocasiones que recurrimos a ellas para satisfacer distintas necesidades: para guiarnos en su espacio, a través de los letreros de las calles y de los transportes que utilizamos; para seleccionar los productos que consumimos; para realizar trámites oficiales; para efectuar los pagos por los servicios. Los reglamentos, las instrucciones, las leyes que nos rigen, se apoyan en información escrita. Podemos analizar cualquier actividad, y nos sorprenderá el número de veces que recurrimos a la lectura o la escritura para realizarla; el acto más sencillo requiere distintos ejercicios de lectura y escritura.
No sólo leemos y escribimos para atender las necesidades prácticas; también lo hacemos por placer, para informarnos de las últimas noticias, para escoger programas de televisión o espectáculos, para resolver dudas e investigar sobre los temas que nos interesan, para comunicarnos y para expresarnos. Estamos verdaderamente inmensos en una sociedad que se apoya para todo en medios escritos.
Leemos textos literarios, como novelas o cuentos, para disfrutar de ellos, también periódicos, libros y revistas para mantenernos actualizados sobre diferentes temas, y/o aprender aquello que nos interesa. Así mismo escribimos un diario o un poema para expresar nuestros sentimientos, elaboramos listas y notas para conservar información que nos es útil, y para que no se nos olvide algo que vamos a hacer; y escribimos cartas y recados para comunicarnos con otros. En fin queda claro que tenemos distintos propósitos para leer y escribir y que necesitamos emplear diferentes tipos de textos al hacerlo.
La niña y el niño comienzan este aprendizaje en su ambiente cotidiano
En este medio, niños y niñas han tenido por lo menos algunos contactos directos con distintos tipos  de texto. Cuando les informamos y les mostramos qué hacemos o para qué nos sirve la información impresa en los productos, en los libros, periódicos y revistas; cuando les leemos cuentos y textos que les gustan, ahí empiezan a conocer su utilidad y a mostrar interés por la lectura y la escritura, explorando los materiales que encuentran, imitándonos porque nos ven leer y escribir, y compartiendo con nosotros, en un clima afectivo, un proceso de aprendizaje en el cual la información que les leemos y les ponemos a disposición resulta básica y tiene un sentido.
La niña y el niño, al observar que los adultos usan diferentes textos, aprenden que esto tiene un valor, que sirve para algo. Aún no les queda claro, pero ya están aprendiendo. Conforme van creciendo y comprendiendo más, su relación con los distintos medios de lectura aumenta: los adultos irán leyéndoles nuevos cuentos, le pedirán entregar un mensaje, o les enviarán a comprar el mandado a la tienda con una lista. Muy pronto, en la interacción con los adultos niñas y niños multiplicarán su relación con lo escrito, conocerán para qué sirve y cómo utilizar los textos. De esta forma, su introducción a la lectura y escritura avanzará, y de ella dependerá que la enseñanza formal en la escuela se les facilite o se les dificulte.
El aprendizaje de la lectura es un  proceso largo en el cual podemos participar activamente para ayudar al niño y a la niña.
Aprender a leer y escribir no es un camino fácil para niños y niñas. La contribución de los adultos, tanto en el hogar como en el preescolar, puede brindar orientaciones e impulsar desde el principio, aumentando y cualificando el aprendizaje que se da en forma natural. Acercar al niño y a la niña a la lengua escrita es sencillo; podemos leerles diariamente y en voz alta un cuento que les guste, también conviene que nos observen mientras escribimos algún recado que vayamos a enviar con él o ella, y leerles la respuesta cuando la traigan de regreso, les podemos informar lo que indican los letreros que vemos en el camino, etc. En última instancia, se trata de aprovechar todas las ocasiones cotidianas para brindarle un conocimiento sobre el uso que damos a la lectura y a la escritura. Si esta dinámica es constante, se logra un ambiente propicio para que las niñas y los niños aprendan y se enriquezcan. Lo que nosotros llamamos un ambiente alfabetizador.
AMBIENTE ALFABETIZADOR: Es aquel que los adultos crean para despertar el gusto e interés del niño por la lectura y la escritura, facilitando y orientando su aprendizaje.
BENEFICIOS DE UN AMBIENTE ALFABETIZADOR
Características de un ambiente alfabetizador
El ambiente alfabetizador permite que los niños se familiaricen tanto con el lenguaje escrito como son sus diferentes usos, porque a partir de los actos de la lectura y escritura que los adultos realizan, van acercándose a la lengua escrita en diferentes aspectos:
   * Con los distintos tipos de textos que se emplean socialmente: libros, periódicos, revistas, recibos, cartas, etiquetas de productos, listas, carteles.
   * Con sus usos y funciones: brindar y guardar distintos tipos de información, divertirse, comunicarse con otros, expresarse, indicar los ingredientes de los productos, invitar a algún evento, informar sobre los pagos que deben hacerse.
   * Con características del lenguaje escrito que muchas veces es más formal que el hablado, usa un vocabulario más amplio y preciso que el que empleamos para comunicarnos frente a otros.
   * Con los diferentes contenidos  que encontrará en cada tipo de texto, como la narración en los cuentos y leyendas, la exposición de hechos en las noticias de los periódicos, información científica en una enciclopedia o revista especializada o los mensajes publicitarios.
   * Con las características específicas de cada tipo de texto: títulos, encabezados, indíces, distribución del texto, tipos de letra, entre otros.
El ambiente alfabetizador crea condiciones naturales para que el niño vaya acercándose a la lengua escrita en forma constante, práctica, e interesante para él, a la vez que respeta su propio ritmo de aprendizaje. Es indiscutible que antes de su ingreso a la escuela, los niños y las niñas exploran materiales escritos que encuentran en su ambiente inmediato, iniciándose así en el aprendizaje de la lectoescritura. Este aprendizaje se ve favorecido cuando las personas que los rodean leen para ellos y realizan actividades de lectura y escritura cotidianamente frente a ellos y en su compañía.
Así al propiciar un ambiente alfabetizador en el hogar y en el preescolar, estamos brindando diferentes oportunidades de aprendizaje de la lengua escrita, pero además podemos establecer un contacto afectivo: escuchar, atender y hablar a los niños y las niñas. En resumen, creamos nuevos y fuertes lazos, y tendemos puentes de comunicación con niñas y niños.
Condiciones para crear un ambiente alfabetizador
Crear las condiciones físicas del ambiente
Es deseable incluir la mayor cantidad y variedad posible de textos y materiales escritos, como libros, revistas, historietas, periódicos, carteles, enciclopedias, envases de productos, y permitir o promover que los niños los exploren libremente, además de proporcionar hojas, lápices y cuadernos para que escriban.
Propiciar actitudes favorables
Aquí nos referimos a la necesidad de que el adulto cree un clima afectuoso para el niño durante su proceso de aprendizaje. Estas actitudes se refieren a comprender que el niño tendrá un largo camino por recorrer para aprender a leer y a escibir, se trata de no presionarlos, sino de mostrar respeto por aquello que dicen, escuchándolos y reconociendo como valiosos sus intentos.
Damos valor a lo que escriben los niños preguntándoles que escribió, comentándolo y haciéndole saber que está bien, porque los niños escriben así antes de que aprendan a hacerlo como los grandes. Como lo indica ana María Kauffman (1996):
“Si el maestro (o padre) acepta las escrituras de los niños como válidas ellos se sentirán seguros y tratarán de superarse”.

BENEFICIO DE LA LECTURA PARA LA SOCIEDAD